El teletrabajo

El teletrabajo es un modo de desarrollar el desempeño laboral a distancia. Lleva ya muchísimos años implantado en las organizaciones pero, desde la llegada de la pandemia por la COVID-19, experimentó un impulso que hizo que pasara de ser algo existente en pocas entidades a algo generalizado. Tal ha sido su impacto en el mercado laboral español que se ha aprobado la Ley 10/2021, de 9 de julio, de trabajo a distancia para regular su aplicación en las empresas.

Esta regulación se hace necesaria porque, si bien el trabajo a distancia permite a las empresas construir equipos sin fronteras y, bien organizado, puede ofrecer libertad y flexibilidad a las personas trabajadoras; también es probable que la comunicación entre la empresa y la persona teletrabajadora sea más compleja, pierda ventajas en ciertos aspectos vinculados a la presencialidad (por ejemplo, quedarse fuera de reuniones importantes) y la confianza y la colaboración se resientan.

Ventajas y riesgos del teletrabajo 

Como todo sistema laboral, el teletrabajo tiene sus ventajas y riesgos. A continuación os dejamos una lista de aspectos positivos y negativos identificados por el Instituto de las Mujeres:

Para la empresa

  • Mayor productividad, al eliminar tiempos no productivos, como los desplazamientos al lugar de trabajo. 
  • Menor absentismo laboral debido a enfermedades leves, tanto propias como de personas a cargo. 
  • Mayor posibilidad de fortalecer los equipos de trabajo con la contratación de personal cualificado, trascendiendo las limitaciones espaciales y geográficas. 
  • Menores costes para la empresa, con el ahorro de espacio, equipamiento, energía, etc.

Para la persona trabajadora

  • Mayor productividad y satisfacción derivada de ella. 
  • Optimización del uso del tiempo, al eliminar tiempos improductivos. Entre otros, se reducen los desplazamientos del hogar al trabajo, con el consiguiente ahorro económico. 
  • Mayor control del entorno de trabajo, pues éste depende de la elección de la persona. 
  • Mayor calidad de vida en lo que se refiere a la flexibilidad horaria y a la planificación individualizada y adaptada a las necesidades de cada persona. 
  • Mayor inclusión laboral, al aumentar las posibilidades de que personas con discapacidad puedan incorporarse a un puesto de trabajo. 

Los principales riesgos que existen son:

Para la empresa

  1. Menor percepción de control de las personas teletrabajadoras, puesto que se dificulta la supervisión directa del desarrollo del trabajo. 
  2. La deslocalización de las personas que integran el equipo de trabajo puede dar lugar a cierta falta de identificación con la visión y misión de la empresa y a la pérdida de imagen corporativa. 
  3. Mayor dificultad para resguardar la confidencialidad de los procedimientos e información de la empresa. 
  4. Déficit de adaptación a la nueva forma de organización del trabajo por posibles carencias en el intercambio de información o dilatación en los procesos de toma de decisión.

Para la persona trabajadora

  1. Mayor sentimiento de aislamiento, por lo que se deben establecer y potenciar las vías de comunicación y vinculación con los/as compañeros/as de trabajo y superiores. 
  2. Dificultad para una interlocución rápida cuando la persona realiza consultas, al poder dilatar los tiempos de respuesta. 
  3. Mayor vulnerabilidad de la persona teletrabajadora en el caso de que se debilite su relación sindical
  4. En ocasiones, se cambia el presentismo de la oficina por el presentismo digital, debiendo estar la persona teletrabajadora disponible las 24 horas de los 7 días de la semana (24/7). 
  5. Mayor dificultad para separar la jornada de trabajo del tiempo familiar o personal
  6. Fatiga informática, la libertad individual para regular el ritmo de trabajo puede dar lugar a una sobrecarga de trabajo o a una intensificación de éste.
  7. Tecnoestrés.

Primeros pasos para implantar el teletrabajo en tu empresa

Si el trabajo a distancia ha llegado a tu empresa de una forma un tanto “precipitada” o estás planteándote implantarlo, ten en cuenta lo siguiente. En primer lugar, realiza un estudio de viabilidad que incluya una autoevaluación honesta y realista, que oriente la toma de decisiones adecuadas a la especificidad de la organización. Algunos aspectos para tener en cuenta, según el Instituto de las Mujeres, pueden ser: 

  • Determinar las tareas teletrabajables.
  • Identificar el perfil de la persona teletrabajadora y del personal candidato para el teletrabajo.
  • Establecer un sistema de seguimiento y control.
  • Identificar los sistemas de información y comunicación necesarios.
  • Contemplar el equipamiento necesario.
  • Definir un protocolo de incorporación al teletrabajo.

A continuación, elabora un Plan de Prevención de Riesgos Laborales del Teletrabajo. La realidad es que la falta de disponibilidad de la empresa sobre el domicilio del teletrabajo puede dificultar esta tarea pero es indudable que tiene la obligación de realizar una evaluación de riesgos laborales.

Elabora, con la representación legal de las personas trabajadoras, un acuerdo de teletrabajo donde se recojan por escrito todas las decisiones y medidas que afectan a las partes implicadas en el proyecto, es decir, la empresa y la persona teletrabajadora (horarios, salario, equipamiento, objetivos, responsabilidades, etc.). 

Por último, es recomendable realizar una prueba piloto y una evaluación de la misma. Si los resultados son satisfactorios, ya se podría extender el teletrabajo a la totalidad de la plantilla.

Desde la Dirección Xeral de Relacións Laborais da Consellería de Promoción do Emprego e Igualdade, convocamos todos los años ayudas para implantar el teletrabajo. Además, promovemos la negociación del acuerdo de trabajo a distancia como parte de los convenios colectivos. Más información sobre el teletrabajo en nuestra web de igualdad laboral.