Igualdad Laboral
Debido a eles e á división sexual do traballo as mulleres teñen maior responsabilidade que os homes no coidado e crianza das/os fillas/os e nas ocupacións domésticas, mentres que os homes dedícanse máis ás tarefas extra domésticas, que comprenden desde o ámbito económico e político ata o relixioso e o cultural.
O traballo é considerado un concepto exclusivo do campo da produción económica e o traballo reprodutivo, por tanto, non goza socialmente da consideración de traballo e non ten valor económico. As tarefas realizadas no fogar, xeralmente levadas a cabo polas mulleres (e dedicando moitas horas á súa realización) non son consideradas como traballo, a pesar de que cobren e satisfán moitas necesidades. Esta circunstancia inflúe notablemente na proporción do mercado laboral e, sobre todo, no nivel de oportunidades que dentro do mesmo se ofrece ás mulleres (dificultades de acceso ao mercado de traballo, paralización da súa promoción profesional, dificultades de acceso a determinados postos de responsabilidades e toma de decisións, condicións laborais menos favorables, etc.).
Esta situación de discriminación de xénero, ademais de atentar contra os dereitos humanos e a xustiza social, fai invisible o potencial das mulleres e desaproveita o talento que poden ofrecer ao ámbito da dirección, ademais de manter a segregación laboral e limitar o acceso pleno das mulleres ao ámbito do emprego.

En los últimos años se produjeron muchos cambios legislativos, políticos, sociales y laborales, que se producen concretamente en el mercado laboral, para exigir a las empresas nuevas formas de gestión que garanticen su competitividad, calidad y supervivencia integrando el Principio de Igualdad en las mismas.
La desigualdad laboral hace necesario definir las estrategias necesarias para propiciar que las mujeres desarrollen un papel más activo en todos los ámbitos: público, económico y social. Y estas estrategias requieren de la implicación y de la participación directa del conjunto del tejido empresarial como agente llave por su función, no solo a nivel económico, sino también a nivel social, dado que en muchas ocasiones, estos obstáculos y barreras tienen su origen en la propia mentalidad, idiosincrasia y estereotipos perpetuados en las personas que lideran las organizaciones empresariales y que se traducen, en última instancia, en la persistencia de situaciones de desigualdad y de discriminaciones.
Por tanto, la responsabilidad del tejido empresarial, como parte fundamental de la economía y también de la sociedad, es determinante para conseguir un cambio social real y atender a las nuevas exigencias sociales que implican la asunción e incorporación del principio de igualdad de oportunidades a las políticas empresariales y laborales.

Así, en este sentido, los planes de igualdad en las empresas son el punto de partida para conseguir la igualdad real de oportunidades y llevar todas sus medidas a todos los aspectos de la gestión empresarial:
- Selección
- Contratación
- Formación
- Retribución
- Promoción profesional
- Conciliación
- Condiciones de trabajo
- Salud laboral y protección de la dignidad en el trabajo