La seguridad y salud en el trabajo (SST) es una disciplina de las relaciones laborales que se enfoca en la prevención y promoción de un entorno de trabajo saludable y seguro. Su objetivo principal es proteger la integridad física, mental y social de las personas trabajadoras, asegurando que las condiciones laborales no representen un riesgo para su bienestar. Cuando se empezó a legislar internacionalmente en este ámbito, aplicando perspectiva de género, se hizo atendiendo a la salud laboral biológica, centrada en el embarazo y la maternidad, sin tener en cuenta otros aspectos de los riesgos laborales. A día de hoy este enfoque se ha ampliado y la legislación contempla riesgos que afectan a la seguridad y la salud de forma directa e indirecta, como son el acoso por razón de sexo y acoso sexual, y su prevención, dentro de los denominados riesgos psicosociales.
La perspectiva de género en la seguridad y salud laboral implica reconocer que existen riesgos específicos y condiciones laborales que impactan de manera distinta según el género, además de diseñar e implementar políticas que promuevan la equidad y protejan de manera efectiva a todas las personas. Desde la exposición a sustancias tóxicas hasta el manejo del estrés y la carga física del trabajo, cada uno de estos aspectos puede tener un impacto diferenciado y requiere una atención particularizada.
Algunos riesgos específicos de las mujeres en el trabajo
Las medidas preventivas legisladas se refieren tradicionalmente a la capacidad reproductiva o los aspectos más biológicos, pero no se reflejan aspectos vinculados a elementos externos al trabajo y que se relacionan con él. Tampoco se tiene en cuenta el doble rol o trabajo fuera y dentro del ámbito doméstico. A pesar de ello, hay riesgos específicos de las mujeres trabajadoras que se deben tener en cuenta, en base a la herramienta de trabajo nº 10: Salud y riesgos laborales con perspectiva de género del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Los riesgos específicos que al menos se han de tener en cuenta son:
- Dentro de los riesgos psicosociales, se encuentra el acoso laboral, el sexual y por razón de sexo. Estos riesgos afectan principalmente a la salud mental, en forma de estrés, depresión, ansiedad, violencia en el trabajo… y son más frecuentes en sectores de la actividad económica más feminizados.
- Dobles jornadas o doble presencia, en relación al trabajo remunerado y al que realizan las mujeres en los hogares. Cada vez más esta doble vertiente se tiene en cuenta y adoptar medidas de conciliación y sensibilización pueden servir como elementos de prevención.
- Existen riesgos específicos que deben ser atendidos de manera individual ligados a actividades feminizadas como en el textil y la confección, los servicios, la enseñanza, la hostelería y el comercio, la sanidad y el ámbito agroalimentario.
- Riesgos derivados de otros factores de discriminación como son los salarios más bajos, menor participación en la toma de decisiones, precariedad laboral (factor de riesgo psicosocial), etc. Todos ellos propios de la discriminación por razón de sexo.
Además, podríamos añadir otros como los riesgos de violencia de género en el entorno laboral, los riesgos ergonómicos y los riesgos a la exposición a agentes físicos, químicos y biológicos.
Medidas a implantar para garantizar una salud y seguridad con perspectiva de género
Una vez conocido el foco en el que se debe prestar más atención es necesario que las entidades puedan implantar medidas para garantizar la salud y la seguridad atendiendo a criterios de género. Para ello es fundamental aplicar un enfoque transversal para implementar medidas preventivas y actuaciones que sean eficientes y eficaces. En la guía 10 porqués para una salud y una seguridad laboral con perspectiva de género de la Generalitat de Cataluña se contempla un decálogo para una salud y seguridad laboral con perspectiva de género. En base a él destacamos algunas medidas a implantar:
- Aplicar la perspectiva de género en el ámbito de la seguridad y la salud en el trabajo.
- Ser conscientes de que las mujeres trabajadoras, por los efectos de la doble carga de trabajo y las peores condiciones laborales, hacen que su estado de salud sea peor que el de los hombres en las mismas condiciones.
- Impulsar estudios e investigaciones específicas para mejorar la detección e identificación de enfermedades laborales.
- Rediseñar los puestos de trabajo a cada persona y realizar una correcta organización de las tareas, dado que existen muchos factores de riesgo ergonómico.
- Aplicar medidas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral y corresponsabilidad para reducir los riesgos psicosociales y asegurar la motivación y la productividad en el trabajo.
- Las medidas preventivas no deben centrarse exclusivamente en los accidentes de trabajo, sino que deben ir dirigidas a reducir la exposición a los diferentes tipos de factores de riesgo.
- Existen dos herramientas básicas que deben estar alineadas y coordinadas: el Plan de Prevención de Riesgos Laborales y el Plan de Igualdad.
Ampliar la mirada de la perspectiva de género y aplicarla a todos los ámbitos de las entidades es una cuestión fundamental a implementar. También dentro del área de la prevención y la salud hay que tener en cuenta el enfoque de la igualdad entre mujeres y hombres. En concreto, dentro de las acciones que desarrolla la Xunta de Galicia con el Instituto de Seguridade e Saúde Laboral de Galicia (ISSGA) se encuentran charlas sobre sensibilización en la materia, entre ellas, en sectores más masculinizados en los que aplicar la perspectiva de género es igualmente necesario o en el abordaje interdisciplinar de los cursos del Campus Online de Igualdade Laboral.