La mujer en el sector primario

El 15 de octubre es la fecha establecida por la Asamblea General de la ONU, concretamente, en su resolución 62/136, de fecha 18 de diciembre de 2007, como el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Esta fecha reconoce “la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural”.

Los gobiernos y la sociedad deben prestar atención a sus necesidades e invertir en ellas, buscando el empoderamiento político y socioeconómico de las mujeres rurales y apoyando su participación plena e igualitaria en la toma de decisiones a todos los niveles, tenerlas en cuenta en sus políticas, desarrollar programas de asistencia específicos y servicios de asesoría para promover las habilidades económicas de las mujeres rurales en la banca, los procedimientos comerciales y financieros modernos y la provisión de microcréditos y otros servicios financieros y comerciales, o la elaboración de leyes para garantizar que las mujeres rurales tengan derechos plenos e iguales a poseer tierras y otra propiedad, por nombrar solo algunas de las medidas necesarias según las Naciones Unidas. 

Todos estos compromisos, mejoras e implementaciones son supervisados, seguidos y apoyados por la ONU a través de múltiples agencias, como ONU Mujeres, la FAO, la OIT, el Banco Mundial, o el  FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola), que tratan de luchar desde diferentes perspectivas (derechos de la mujer, inversión, formación…) por los objetivos y medidas que marcan en la resolución.

La mujer rural en el mundo

Está demostrado que empoderar a las mujeres y conseguir entornos más igualitarios es un ingrediente fundamental en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y la desnutrición así como en la construcción de sociedades más democráticas. 

Según Onu Mujeres, en promedio, las mujeres representan algo más del 40% de la fuerza laboral agrícola en los países en vías de desarrollo, pudiendo llegar a más del 50% en determinadas áreas de África y Asia. 

Sin embargo, el medio rural mundial es un espacio donde las desigualdades laborales se han visto incrementadas tradicionalmente por las dinámicas de masculinización y la perpetuación de los roles de género. De acuerdo con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD, 2020), las mujeres rurales tienen menos acceso a recursos y servicios, que incluyen tierras, finanzas, capacitación, insumos y equipos. Además del trabajo agrícola que realizan, están sobrecargadas con tareas domésticas y tareas de cuidado a la familia. A pesar de ser miembros productivos de sus familias, organizaciones y comunidades, las mujeres rurales no siempre pueden alzar la voz y tomar decisiones sobre asuntos del hogar y la comunidad, dinero o negocios, incluso, cómo se gastan sus propios ingresos.

La mujer rural en España

El Diagnóstico de la Igualdad de Género en el Medio Rural (2021) supone la actualización del primer Diagnóstico de la Igualdad de Género en el Medio Rural, realizado en 2011. Algunos de los datos que podemos encontrar en este informe nos indican que:

  • Demográficamente, la sociedad rural cuenta con alto envejecimiento poblacional, masculinización de las edades laboralmente activas y pérdida de natalidad, sumado al éxodo rural de las mujeres. 
  • Laboralmente, se observa el aumento de la participación de las mujeres en el empleo y la reducción de la brecha laboral de género en el medio rural. No obstante, las mujeres continúan sobrerrepresentadas en salarios inferiores a 600 euros y los hombres en los superiores a 1.601 euros, las mujeres continúan encabezando los puestos de trabajo a jornada parcial y el empresariado continúa siendo mayoritariamente masculino. 
  • Las diferencias entre mujeres y hombres en los usos del tiempo, muy relacionado con roles y estereotipos, muestra que son las mujeres quienes continúan ocupándose  mayoritariamente de las tareas de cuidados familiares y del hogar. La gran mayoría de los estereotipos de género continúan manifestándose con especial intensidad en el medio rural, lo que supone, sin duda, un importante obstáculo para la consecución de la igualdad de género. 
  • Como dato esperanzador de este diagnóstico, se percibe una posición menos conservadora de la juventud rural, lo que hace pensar en un futuro alentador en términos de una sociedad más igualitaria.

La mujer rural en Galicia

La economía gallega ha estado vinculada desde la antigüedad al mar y al campo y las mujeres han tenido un peso fundamental en el desarrollo de estos trabajos. Nos encontramos en una tierra de emigrantes donde muchas mujeres se vieron abocadas a ocupar el rol de madres y padres, de sacar adelante sus tierras, embarcaciones, casas, mayores y niños. 

Sin embargo, hace décadas era impensable que una mujer en Galicia fuera titular de una explotación agrícola o ganadera. Su aportación era considerada «ayuda familiar» sin mayor reconocimiento ni remuneración. En la actualidad, la mujer rural gallega predomina en el sector lácteo, agrícola y vitícola, en lo referente al número de explotaciones. 

La Xunta de Galicia se encuentra trabajando en el desarrollo del Estatuto de la Mujer Rural y del Mar en Galicia que será integrado en la nueva Ley autonómica de igualdad para darle mayor amparo legal al colectivo.