La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró 2025 como el Año Internacional de las Cooperativas. Con el lema “Las cooperativas construyen un mundo mejor”, se busca destacar su papel en el impulso del desarrollo sostenible y la promoción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los principios de inclusión, equidad y crecimiento centrado en las personas que guían a las cooperativas las posicionan estratégicamente para contribuir a aspectos fundamentales de la Agenda 2030, como la generación de empleo digno y la igualdad de género. A través de su impacto colectivo, demuestran cómo las empresas fundamentadas en valores compartidos pueden construir un mundo más justo y equitativo para todos y todas.
Contribución de las cooperativas a la igualdad laboral
A pesar de los avances alcanzados, la presencia femenina sigue siendo insuficiente en el ámbito empresarial, en cargos de liderazgo y en la toma de decisiones. En este contexto, las cooperativas representan una alternativa al modelo empresarial tradicional. Su estructura, fundamentada en una adhesión abierta, una gobernanza democrática y una propiedad compartida, contribuye a eliminar las barreras estructurales que dificultan el empoderamiento económico y social de las mujeres. La importancia del papel de las cooperativas ha sido reconocida por los ministros y ministras de Trabajo del G7, quienes destacaron su papel en la promoción de mercados laborales inclusivos. Entre las principales fortalezas del modelo cooperativo para el fomento de la igualdad laboral, se encuentran:
- Inclusión económica de las mujeres. Las cooperativas comparten recursos y riesgos, proporcionando mecanismos financieros que promueven la autonomía, fortalecen la resiliencia y facilitan que las mujeres inviertan en sus propios medios de vida.
- Entorno de trabajo seguro, digno e inclusivo. En la Declaración de la ACI sobre el trabajo digno y contra el acoso, las cooperativas acordaron reforzar la protección frente a las discriminaciones, la violencia y la explotación. Muchas cooperativas amplían ese compromiso, ofreciendo programas de formación, asesoramiento y liderazgo, especialmente en sectores masculinizados como la agricultura y la industria manufacturera, con el objetivo de que las mujeres adquieran habilidades, aumenten su confianza y puedan avanzar en sus carreras profesionales. Además, también implementan políticas con enfoque de género, como servicios de guardería y horarios flexibles.
- Construcción de redes de confianza, apoyo mutuo y acción colectiva. Estas redes facilitan espacios en los que las mujeres pueden comunicarse, organizarse y defender sus derechos. Mediante la experiencia compartida y la solidaridad, las cooperativas contribuyen a transformar las normas sociales, combaten la discriminación y otorgan voz a las mujeres, tanto en su comunidad como en los ámbitos institucionales. Este empoderamiento colectivo fortalece la acción individual y promueve un cambio social más profundo.

Desafíos y oportunidades de las cooperativas
Las cooperativas han sido durante mucho tiempo un apoyo fundamental para el empoderamiento de las mujeres y la promoción de la igualdad laboral. Sin embargo, su participación continúa siendo desigual en diferentes sectores y regiones. Esto se debe a que las barreras estructurales, los vacíos legales y las normas sociales persisten como obstáculos que limitan el liderazgo femenino y las oportunidades económicas para las mujeres. Las normas socioculturales continúan influyendo en el rol de las mujeres dentro de las cooperativas, restringiendo su influencia y liderazgo, especialmente en zonas rurales y en sectores masculinizados. En estos contextos, las cooperativas exclusivas para mujeres representan un espacio fundamental para el apoyo mutuo, la construcción de confianza y el fortalecimiento de capacidades. Además, es prioritario fomentar la participación y el liderazgo de las mujeres en cooperativas mixtas para transformar las estructuras de gobernanza y desafiar las desigualdades existentes.

Las cooperativas gallegas
Según el informe de la Rede Eusumo de 2024, las cooperativas constituyen una de las principales ramas de la economía social gallega, desempeñando un papel importante en la promoción de la igualdad laboral. En 2024, en Galicia se crearon 192 cooperativas, con un total de 591 personas socias promotoras, de las cuales el 45% eran mujeres y el 55% hombres. En total, nuestra comunidad autónoma cuenta con 1.949 cooperativas.
La Xunta de Galicia promueve el cooperativismo como un pilar fundamental de la economía gallega, dentro de su compromiso con la economía social. Este año ha destinado casi 45 millones de euros a este ámbito y ha impulsado la Estratexia galega da economía social: horizonte 2027. Además, está trabajando en la nueva Ley de cooperativas de Galicia, con el objetivo de legislar y adaptar la normativa a la realidad actual y futura, facilitando la creación de nuevas cooperativas, fortaleciendo las existentes y promoviendo el impulso del Registro autonómico de cooperativas.
De igual manera, la mayoría de las líneas del Instituto Galego de Promoción Económica (IGAPE) están abiertas a las cooperativas y pueden recibir acompañamiento técnico a través de la Oficina Económica de Galicia. Así, se da respuesta a las distintas necesidades derivadas de la diversidad del sector. A través de acuerdos con entidades financieras, sociedades de garantía mutua, líneas específicas para grandes inversiones y programas complementarios como ReAcciona y Galicia Exporta, el Igape asegura que las cooperativas cuenten con las herramientas necesarias para innovar, expandirse e internacionalizarse.
Las cooperativas gallegas desempeñan un papel fundamental en la promoción de la igualdad laboral, con un énfasis especial en fomentar la participación femenina y contribuir de manera significativa a la transformación social. Aunque persisten ciertos desafíos, las iniciativas y políticas de apoyo evidencian que fortalecer y ampliar el cooperativismo puede generar cambios profundos tanto en la economía como en la sociedad. En definitiva, las cooperativas de Galicia constituyen una opción viable y necesaria para avanzar hacia un desarrollo inclusivo y sostenible, reafirmando su función como agentes de cambio en la construcción de un mundo más justo y equitativo para todas las personas.